Aquella hora de medianoche
La Madre Virgen se arrodilla sobre el piso
Y tiene a su bebé en el brazo,
El corazón está más contento que los labios pueden decir,
Para mantener a su bebé nacido nuevo cómodo y tibio,
Un bebé más dulce y justo y estimado
Que cualquiera subió brote en el sol brillante,
De quiénes ojos pequeños miran directamente en su propio,
O, bendijo a criada, hijo de Dios es también tuyo.
Twas la medianoche santa, cuando El vino a la tierra:
Cuando vierte un rayo del sol por un vidrio límpido,
No partida ninguna marca sobre su cara;
Una gota de rocío sobre el césped verde fresco,
Una estrella pequeña que cayó sobre su regazo,
Un bebé que arrulla, eso busca el seno virgen.
Las esperanzas de todo el mundo de pecado-maldijo
Sobre estes párpados de bebé descansa.
Y desde entonces la hora de medianoche es santa,
Y millón de corazones humanos se bate
A la admiración y el amor para El que vino,
Para salvar el mundo, propia Palabra encarnada de Dios.
El entró la oscuridad, quien era La Luz,
Su divinidad brilló de ojos claros de niño cianótico,
La maldición de la tierra primer pecado se levantó entonces,
Esa hora de la medianoche volvió a abrir el paraísovss
El Regalo de Dios
Allí había visto un resplandor
Resplandiendo una noche
Cerca del María inaugural pequeño
En azul y blanco.
"Los lirios no son más blancos,
"Rosas tampoco más rojas,
Que el Niño, ella canta para dormir,"
Un ángel dijo.
Así que los pastores se aventuraron
Aunquue el frío blanco,
Y sus ojos percibieron al Niño,
Una hora vieja.
Largo ellos miraron y preguntaron,
Difícil en la admiración,
En la perfección suprema
Dentro de su paja.
¡ "Diamantes son pero juegan!
¡ "Los rubíes no gema!"
Lloró los corazones que esclavizaron por la miseria
Belén cercano.
Así que era para siempre,
Después de la noche
Cuándo el María inaugural pequeño
Llevó azul y blanco.
Maravilla
Hay música débil por la noche,
Y alas pálidas sopladas por vuelo de plata;
Una colina helada con brillo sensible
Aquellas estrellas incontables que brillan sobre nieve.
Un refugio de la tormenta de invierno,
Un pesebre rayado por paja, caja fuerte y caliente,
Y María que canturrea canciones de cuna
Para callar sus suspiros durmientes de Bebé.
Sus ojos son absortos sobre Su Cara,
Desatendido aquí está el tiempo y el espacio;
Su corazón llena de alegría deslumbradora,
¡Para el propio Hijo de Dios - su niño!
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